Mi experiencia con el automaltrato es amplia y dilatada en el tiempo, lo llamo el asesino invisible, pero realmente lo podemos observar todos los días frente al espejo, fijaros bien en el porque es el rostro de quien más fácilmente puede poneros en peligro y acabar con vuestra vida.
Hablo del automaltrato psicológico que nos infligimos después de haber pasado por el maltrato psicológico del exterior, el maltrato psicológico social que todas las personas debemos soportar en nuestro día a día. Nadie se libra de ello y por consiguiente ya podéis imaginar como en el colectivo Trans actúa ese asesino invisible después de pasar por el escarnio diario al que se nos somete.
Pero no se trata de quien sufre más o menos, se trata de que todas sufrimos, no se trata de victimizarse, sino de ser conscientes de lo que hacemos y poder revertir los resultados. Debemos en primer lugar ser conscientes de lo que es el maltrato psicológico, esa forma de agresión donde alguien ejerce su poder sobre otra persona, ya sea físicamente o verbalmente, de forma repetida y atentando contra su estado emocional. En esos momentos el receptor del maltrato sufre la intimidación, la culpabilidad y su autoestima desaparece por momentos. Pues bien , si la persona logra salir de esa prisión se va a encontrar con una peor, la suya propia, debe comenzar a vivir con su propio maltrato, su automaltrato.
Es aquí donde quiero poner el foco de atención, porque el automaltrato muchas veces ya comienza cuando estamos siendo maltratadas, cuando preferiríamos que nos hubieran partido la cara o una pierna para que nuestro entorno social vea con sus propios ojos y se crea que estamos sufriendo el maltrato. Como es tan patética esta sociedad, ¿porque somos capaces de desear la muerte para que los demás entiendan nuestro sufrimiento?, ¿No existen herramientas para evitar el automaltrato?
Existen, pero parece que esta sociedad las ha olvidado, se ha olvidado la educación emocional, la empatía, el reconocimiento de que somos perfectos como somos y que es bueno buscar la perfección desde la imperfección, todo se puede mejorar desde la base de que lo existente ya es bueno, nadie es mejor ni peor, solo necesitamos ser educados para descubrir nuestras capacidades y que nuestro entorno refuerce esa idea.
Para cambiar la sociedad primero debemos empezar por nosotras mismas y me gustaría que este articulo sirviera para que todas seamos conscientes de como nos automaltratamos en algún momento. Si alguna no reconoce nada de lo que voy a exponer a continuación tiene suerte de no automaltratarse… pero me perdonareis por que no me lo pueda creer.
Vamos a ser conscientes de los tres ámbitos en los que generamos el automaltrato:
-Sobre nuestra persona por la vergüenza, la culpa y el menosprecio que nos autoinfligimos diciéndonos que no valemos para nada, que no somos nadie, que nos merecíamos lo que nos hicieron.
-Sobre nuestras acciones al disfrazar en la búsqueda de la perfección los “debo ser mejor”, “vaya mierda he hecho”, “no soy capaz de llegar”, “soy patética”...
-Sobre nuestras relaciones, todas son más guapas que yo, más delgadas y más listas, no voy a estar nunca a la altura de los demás. Estoy molestando, soy una carga. Todo esto realmente genera un rechazo por el grupo ya que al final es lo que perciben de tus reacciones, comentarios y estados de ánimo.
Y algunos signos que podemos observar cuando nos automaltratamos:
-Pensamientos en los que nos descalificamos.
-Como tratamos nuestro cuerpo con la alimentación.
-Resentimiento hacia nosotras mismas y hacia los demás.
-Relaciones tóxicas que repiten patrones autodestructivos.
-Reprimimos sentimientos y emociones. Nos echamos por tierra, pensamos que nadie nos quiere oír .
-No hacemos las cosas para nosotras y nuestros gustos, buscamos la aprobación del entorno, vives a expensas de lo que piensen de ti.
-No somos capaces de perdonarnos y seguimos haciéndonos daño.
-Renunciamos a los sueños, a los proyectos, a alcanzar nuestras metas.
En definitiva, o somos conscientes o seguiremos viviendo el automaltrato y dejaremos que el asesino invisible nos de caza. Y lo peor es que en la mayoría de los casos disfruta más provocándonos el dolor, que acabando realmente con nuestra vida y eso es una suerte. Ver un mínimo resquicio de que merecemos algo más y ser capaces de acabar con sus imposiciones, es lo mejor que nos puede pasar, el vencer la desesperación de no poder seguir soportando el dolor es lo que evitará que acabemos haciendo la tontería de quitarnos la vida.
Porque aquellas que no vieron otra opción no son peores que nosotras, fueron personas que no llegaron a saber lo que les pasaba, no fueron conscientes de su momento, sed conscientes vosotras que todavía estáis a tiempo. La vida es mejor vivirla que sufrirla.
Kristal Calvo - Activista Trans y Divulgadora |
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