No debería ser necesario que diera explicaciones sobre mí género sentido, pero como divulgadora y activista me veo en la obligación de hablar por muchas como yo que no pueden visibilizarse, mostrarse o empoderarse, personas que sufren con un silencio que en muchas ocasiones les salva la vida, un silencio que evita que engrosen la lista de personas golpeadas, vejadas y asesinadas en el mundo, por su orientación sexual o identidad de género. Vivo en una sociedad donde se me permite expresarme libremente, aunque puedo seguir siendo golpeada, vejada y asesinada, la única diferencia es la dificultad que encuentren los agresores y la aceptación de ciertos comportamientos por la sociedad que me rodea, en la cual, afortunadamente, me siento más protegida y respetada que en otros lugares del mundo. Por si no tuviéramos suficiente con luchar por nuestros derechos contra grupos de una sociedad rancia y trasnochada, ahora se destapan con más fuerza y ahínco, las TERF (acrónimo en inglés